es verdad: Tengo Miedo.
Te pareces más a la cuerda floja
que a un intento,
y eso me recuerda al desconsuelo.
Mi pequeño dragón dorado:
te aflige lo que no mata
y aún no puedes entenderlo.
Quisiera inyectarte mis resurrecciones
para que te reconozcas eterno,
quisiera construirte un edén
sin bombardeos.
Pero solo tengo mi sed
mis instantes imperfectos,
un Manual de Fe Todo Terreno,
otra oportuna quimera
y quizás el renacer
de mi capacidad de querer.